Los perros de asistencia pueden entrenarse para realizar diversas tareas que ayuden a un niño con autismo a controlar la ansiedad y las conductas autolesivas. Por ejemplo:

  •  Terapia de presión profunda: aplicar una presión suave sobre el cuerpo del niño para calmarlo.
  •  Proporcionar un “lugar seguro” o una barrera física entre el niño y la fuente de su ansiedad.
  •  Recuperar elementos que puedan ayudar a distraer o reconfortar al niño, como juguetes u objetos de consuelo.
  •  Interrumpir los comportamientos repetitivos o auto estimulantes.
  •  Seguir al niño para aumentar su sensación de seguridad y comodidad.
  •  Distracción: El perro puede ser entrenado para realizar ciertos trucos o comportamientos que desvíen la atención del niño de la conducta autolesiva.
  •  Redirección: El perro puede ser adiestrado para redirigir la atención del niño hacia un comportamiento o actividad más positivos.
  •  Alertar a los demás: El perro puede ser adiestrado para señalar o alertar a los cuidadores o a otras personas si el niño presenta conductas autolesivas.

Es importante tener en cuenta que cada niño con autismo es único y puede tener necesidades diferentes, por lo que las tareas que puede realizar un perro de asistencia variarán de un niño a otro.

Es importante señalar que el adiestramiento específico que reciba el perro dependerá de las necesidades y el comportamiento de cada niño. Además, es fundamental trabajar con una entidad profesional que tenga experiencia en el adiestramiento de perros para personas con autismo.